Cabeçó d’Or (Busot, Alicante): ruta, historia y cómo llegar

La ruta a la cumbre del Cabezón de Oro permite obtener una increíble panorámica de la costa de Alicante, ya que esta montaña se encuentra a tan solo 9 kilómetros del mar Mediterráneo.
Cabezón de Oro: origen del nombre
El Cabezón del Agua habría sido, tal vez, el nombre más fiel a los orígenes etimológicos de esta sorprendente montaña, el localmente conocido como Cabeçó d’Or, que se reparte entre los municipios de Busot, Xixona y Relleu (Alicante).
Sin embargo, sin la actual denominación, el Cabezón de Oro carecería de las mágicas leyendas e historias derivadas del mal interpretado vocablo íbero ur (agua), que se debió mantener en época de dominación islámica y, más tarde, se habría confundido con la palabra valenciana or (oro). De ahí el Cabeçó d’Or.
Sin ir más lejos, se cree que esta simple confusión fonética ocasionó grandes pérdidas de tiempo y dinero a un acaudalado marqués que, sin éxito, empleó a sus peones en la búsqueda de un supuesto tesoro en una sima que, más tarde, recibiría su nombre, es decir, l’Avenc del Marqués (o sima del Marqués).
En la actualidad, podemos hacer una ruta de senderismo a la cumbre del Cabezón de Oro, que pasa junto a esta sima. Esta ruta por el Cabeçó d’Or tiene su punto de partida muy cerca de las cuevas del Canelobre y es de dificultad moderada.

Curiosidades del Cabezón de Oro
Además de leyendas, el sorprendente Cabeçó d’Or ofrece varias sendas y caminos que permiten conocer interesantes rincones y pequeños bosques de, sobre todo, pino carrasco, donde también se deja ver el atractivo madroño, que en pleno otoño invita a probar sus pequeños y blandos frutos rojos.
Estos, dulces y de cierta acidez, contienen pequeñas cantidades de alcohol, debido a que comienzan a fermentar en el árbol. Es por ello que su nombre científico en latín, Arbutus unedo, aconseja «comer solo uno» (unum: uno; edo: comer), pues su consumo excesivo puede producir embriaguez y dolor de cabeza.
Este arbusto y otros tantos, puntualmente acompañados de pequeñas áreas pobladas de musgo, crecen junto a las grandes paredes verticales del Cabeçó d’Or, donde existen cerca de 200 vías de escalada.
Esta no es la única práctica deportiva, con cuerdas, que se puede realizar en la mágica montaña del Cabezón de Oro, ya que cuenta con diferentes grutas idóneas para la espeleología, como la ya citada sima del Marqués, o las simas de la Campana, o las cuevas de la Granota (rana) y del Canelobre (candelabro).
Esta última, las cuevas del Canelobre, cuenta con una de las bóvedas naturales más altas de España, de unos 70 metros de altura, y durante la Guerra Civil Española fue utilizada, por el bando republicano, como fábrica de motores de avión y como polvorín.
Se encuentra habilitada, parcialmente, para su visita por el público general y, debido a sus características, en su interior se ofrecen diferentes conciertos de forma periódica.

Leyendas del Cabeçó d’Or
Así mismo, las cuevas del Canelobre son escenario de algunas leyendas relacionadas con la sierra del Cabezón de Oro, como la relatada por Joaquim González i Caturla en su libro Rondalles de l’Alacantí, en la cual nos hemos basado para redactar el siguiente texto:
Fue en esta gruta donde el moro Alí, que vivía en Busot junto a su hija Gesamina, decidió esconder sus más preciadas pertenencias, al enterarse de que los cristianos se habían levantado en armas.
Pensó que lo mejor sería abandonar sus tierras, para no morir a manos de estos, y le dijo a su hija que escondería, esa misma tarde, un cofre lleno de oro y joyas junto a la entrada de las cuevas del Canelobre, enterrado junto a una piedra que se iluminaba con los últimos rayos de sol.
Pese al plan del mahometano, Alí nunca regresó a casa con vida, pues los cristianos le dieron muerte ese mismo día, antes de llegar al pueblo, tras negarse este a revelar el paradero de sus pertenencias.
Desesperada por la tardanza de su padre, Gesamina salió en su búsqueda y, cuando lloraba semejante pérdida junto al cuerpo inerte de Alí, aparecieron los asesinos y, sin mediar palabra, corrieron tras ella hasta que la joven logró refugiarse en las cuevas del Canelobre.
En la oscuridad de la caverna, los cristianos gritaban a Gesamina, a ciegas, para que esta les indicase el lugar donde se hallaba el tesoro, ante lo cual, la joven mora maldijo a todo aquel que intentase encontrarlo.
Nunca más la volvieron a ver, pues cuentan que huyó por un pasadizo oculto, que ella conocía, hasta emerger al mar por la cueva del Llop Marí, en la cercana población de El Campello.
Pero la historia no termina aquí, ya que, siglos más tarde, este relato llegó a oídos del humilde Tío Roc, un campesino que lo perdió todo en Busot, probó fortuna en Barcelona y regresó al Cabeçó d’Or, donde cuentan que por fin se hizo sospechosamente acaudalado.
No pasó mucho tiempo hasta que, un día de caza, murió accidentalmente alcanzado por uno de sus compañeros. La maldición de la joven Gesamina se había cumplido.

Cómo llegar al Cabeçó d’Or
En el siguiente mapa de Google se puede ver el punto exacto al que debemos llegar con nuestro vehículo, donde existe un parking junto a la carretera de la cuevas del Canelobre, para comenzar la ruta a la cumbre del Cabezón de Oro.
Cabezón de Oro: ruta a la cumbre
Longitud: 10 kilómetros.
Duración: 3 horas y 30 minutos.
Desnivel: 730 metros.
Tipo de ruta: ida y vuelta por el mismo camino.
Dificultad: moderada.
En el siguiente mapa de Wikiloc se puede ver el itinerario propuesto en este post para subir a la cumbre del Cabeçó d’Or. Como se puede observar, la ruta asciende y regresa al punto de partida por el mismo camino, por lo que no se trata de una ruta circular.
Existe la posibilidad de hacer una ruta semicircular, dirigiéndonos hacia el suroeste desde el Mas del Polset (o Casa del Polset), tras haber regresado de la cumbre y siguiendo las marcas del itinerario señalizado como PR-CV 2.
Una visita a esta montaña es el mejor modo de disfrutarla. Las marcas de la ruta señalizada como PR-CV 2 nos conducirán, desde muy cerca de las cuevas del Canelobre, a la punto más alto del Cabezón de Oro, cuya cima se encuentra a 1209 metros de altitud.
El recorrido completo, ida y vuelta (bajando por el mismo camino de subida), no supera los 10 km, aunque requiere cierta preparación física para superar los 730 metros de desnivel, así como el terreno resbaladizo y breves trepadas que encontramos en ciertos puntos de la ruta.
El primer tramo de esta ruta senderista por el Cabeçó d’Or discurre por pista forestal (camino de tierra) durante unos 2,3 kilómetros, hacia el norte y con las paredes de la sierra, que invitan a la escalada, a nuestra derecha en todo momento.
Tras este primer tramo, llegamos al Racó de Seva y, desde este punto, tomamos una senda situada a la derecha para ganar altura rápidamente, serpenteando por una senda que nos conduce, en algo menos de 1,5 kilómetros, a la Casa del Polset.
Desde esta, seguimos a la izquierda en constante ascenso, hasta pasar junto a la sima del Marqués y, finalmente, a la cumbre del Cabeçó d’Or, donde merece la pena hacer una pausa para reponer fuerzas y recrearse con las fantásticas vistas del entorno.
Entre otras montañas, destaca el majestuoso Puig Campana (1408 msnm), cuya panorámica se puede ver en la imagen principal de esta publicación, con el peñón de Ifach (Calpe) al fondo y a la derecha.
Tras el merecido descanso en la cima del Cabezón de Oro, regresamos sobre nuestros pasos hasta la Casa del Polset, donde podemos decidir regresar por el mismo camino o, bien, podemos seguir las marcas del PR-CV 2 hacia el suroeste, es decir, hacia las cuevas del Canelobre.
En ambos casos llegaremos al Pla de la Gralla, donde habíamos aparcado anteriormente y donde termina esta gratificante ruta de senderismo por el Cabeçó d’Or.
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