La Virgen andaluza que echó anclas en Santa Pola

Son numerosas las leyendas de carácter religioso, extendidas por todo el mundo, cuyo origen se debe, en muchos casos, a diferentes formas de afianzar o consolidar las creencias de un determinado colectivo. Pero, independientemente de las creencias religiosas de la sociedad actual, estas leyendas son de sumo interés, ya que narran unos hechos —en algunos casos fantásticos— que constituyen parte de la cultura popular y tradicional de sus correspondientes lugares de origen.
En el caso de la villa pesquera de Santa Pola (Alicante), cuenta la tradición que la imagen de la Virgen de Loreto llegó por el mar Mediterráneo, desde la lejana costa andaluza situada al sur de la Península.
La leyenda cuenta que…
Corría el año 1643. Una rebelión se ensañaba contra todo edificio e imagen cristiana de El Puerto de Santa María (Cádiz). María de Guadalupe, porteña temerosa de lo que acaecería a una imagen de la Virgen que guardaba en su morada, se dirigió al puerto y, sigilosamente, entregó la imagen a un joven pescador, quien resultó ser natural de la colorida Villajoyosa (Alicante). Rogó, al hombre, que dejase la figura cristiana en el primer puerto en el que amarrase, lo cual él prometió que haría pensando, para sus adentros, que llegaría a su pueblo natal sin echar anclas en ningún puerto para, así, quedarse con la imagen.
Ya había partido, el vilero, de la costa andaluza y se encontraba frente a la bahía de Santa Pola cuando un fuerte temporal se levantó en altamar. Tan altas olas había y tan fuerte y racheado era el viento que, muy a su pesar, se vio obligado a refugiarse en el puerto santapolero. Hasta en dos ocasiones intentó reemprender su viaje, aunque siempre tuvo que regresar a puerto, ya que el temporal no amainaba. Comprendió, el marinero, que el deseo de la Virgen era quedarse allí, en Santa Pola, y solo cuando el joven accedió a esto, pudo continuar navegando hacia Villajoyosa.
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Així també arribà la imatge del Nazareno a Xàbia al segle XVIII. Era un regal del duc de Medinaceli a Dénia però una tempesta obligà a recalar en el port de Xàbia i quan intentaren fer-se a la mar diverses vegades, s’alçaren sengles tempestes i la imatge s’hi quedà.
Interessant. Moltes gràcies per l’aportació Aitor!